jueves, 3 de febrero de 2011

Así que...

...¿éste es el lugar del que me habías hablado?
-Sí. Aquí es dónde vengo a encontrarme conmigo mismo.
-Vaya...
-¿Qué? Supongo que no es como te lo imaginabas...
-¡Para nada! Pero eso no quiere decir que no me sorprenda grátamente ¡Eh! - y golpeó burlona con su codo al chico.
-Me alegra oír eso de tu boca, al fin y al cabo... ya sabes que me cuesta y mucho abrirme y dejar que lean mis páginas...
-¡Pues eso se acabó! Quiero que confíes en mí, no quiero seguir sintiéndome una desconocida.
-No eres una desconocida... lo siento, no sé que me pasa en serio...
-A veces me haces sentir así...- dijo ella con tono triste.
-Por favor, no agaches la mirada... gracias a tus ojos, siento que...
-¿Sientes que... qué? - dijo la chica con una preciosa sonrisa en su rostro.
-Siento que te necesito a mi lado, tú mirada me llena. Desayuno, como y ceno con ella en mi mente, podría decirse que es mi própia mirada de tanto que la veo.

La chica no sabía qué decir y de sus labios no salía sonido alguno.

-Sin embargo, sigo siendo esa persona fría y cerrada que llevo siendo tanto tiempo... es un lastre que poco a poco he ido dejando atrás, pero contra el que aún sigo luchando... - dijo él.
-No digas eso... sé que no eres así, es normal que alguien a quien le llueve constantemente cuando más vulnerable es, acabe haciéndose una capa que evite el paso a todo. No quieres que vuelvan a caer sobre tí las lágrimas del pasado y te haces fuerte creándote un escudo de frialdad.
-Y tú lo estás derritiendo... tu mirada, tu sonrisa, tu mera presencia, arde en mi interior. Es una sensación increíble, pero a la vez... los restos de ese escudo pueden ser astillas que no quiero clavarte.
-Sé que no lo harás... sé que lo tirarás a un lado y dejarás que me acerque... Lo sé...

No sale centrada, una lástima porque es preciosa.

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