No es mía... la he plagiado..

"Cuando mi abuelo murió, mi abuela solía decirme que todas las soledades tienen cura, que sólo se necesita tiempo, aunque agregaba con un dejo de melancolía: "No sé si el mío me va a alcanzar". Después de tantos años de aquel momento, y cuando poco a poco me voy acercando al viejo que seré, miro de reojo el manojo de soledades que me rodean como lobos hambrientos y calculo de memoria el reloj de arena que se desplaza dentro de mí.
El tiempo gotea lentamente, y a medida que sus gotas caen en su derrame preciso, las soledades avanzan un paso más.
Hay que resistir y yo resisto; y si alguien nos rompe un sueño, hay que soñar otra vez.
A veces la pena nos deja sin respiración, pero hay que serenarse. A veces en la oscuridad nos ponemos a bailar con un recuerdo. Y a veces tenemos miedo a la soledad que está ahí, esperando por nosotros, entonces invéntemos un abrazo. Mientras tanto hay una maleta que abro de vez en cuando donde guardo con cuidado algunos recuerdos que no quiero que se pierdan ni se arruguen. Tomo delicadamente una sonrisa de aquellas que me regalabas por las mañanas y la doblo con suavidad para que no se borre. Luego en un frasquito transparente pongo un rayito de sol de los que te rebotaban en tus ojos. No me quiero olvidar de algunas gotas de tu voz para que me hables cuando no tenga con quien. También un par de caricias de esas que me entibiaban el alma y le daban cuerda al corazón.
Todo lo hago con suma paciencia, pues no me quiero olvidar de nada, siempre se olvida algo cuando se cierra una maleta. Y me tomo mi tiempo, como decía mi abuela, "es el mejor remedio para la soledad". Leandro Esquivel