sábado, 17 de marzo de 2012

Sucede que a veces...

Con paso lento paseábamos al borde del abismo.
Tu mano y la mía eran una , nada podía hacérmela soltar.
Tenías frío y yo era tu fuente de calor... siempre estaba ahí dispuesto a resistir algún escalofrío.
Y ahora, nada. Ahora soy la mano que enfría la cerveza, el hielo que se derrite en los vasos...
"Como un cubo de hielo, que se derrite en tu vaso cuando tus labios lo rozan" - Decía la canción... creo que jamás había tenido menos significado. Ya no es el hielo el que enfría la copa... ahora son los restos de la mano que antes con tanta fuerza te daba y que ahora está a merced de los días, sin más guante que el de la piel que lo cubre.

Volvamos al abismo, unas vistas espectaculares ¿no crees?
Desde allí veíamos todo lo que queríamos ver. ¿Querías ver el sol evaporando las aguas que bañan las rocas? Pues lo veías, todo era posible.
Quiero creer que fue ese precioso sol el que te deslumbro y por ello tropezaste y caíste al vacío... Pero ... Lamentablemente, no.
Fue tu mano la que se soltó, fuiste tú. No sé si alguna vez estuvo realmente abrazada a la mía... no sé si ,como mucho, fue el roce el único espectador de esta obra.
Eras tan mía como de todos... y mi corazón no puede entender eso.
Éste, es una bomba a la que si le prendes fuego, va agotando la mecha y finalmente... Se convierte en pedazos.

Estos pedacitos de recuerdos los recojo con mucho cuidado, los soplo para quitar los restos de polvo y las manchas que puedan tener, los miro con mucho cariño y me los guardo en el bolsillo derecho, en el izquierdo sólo hay sitio para esa mano abandonada que tirita de frío.
Eran todos tan perfectos...

En fin, me he quedado solo paseando por el borde y me toca inventar paisajes perfectos a los que ensordecer con acordes mudos. Pero... mi mochila pesa demasiado, no debí haber guardado todo mi cariño ahí.¿Quién me iba a decir que todo ese afecto se volvería en mi contra y me haría la zancadilla?
Noto como me caigo y noto como duele, incluso antes de llegar al suelo.
Noto el aire pasar por mi frente, vuelvo a notar calor en mi mano izquierda.
Siento miedo, estoy solo y no lo he pedido. La vida ha tomado esa decisión por mí.
Veo millones de veces tu sonrisa, pasa todo tan rápido...
Con las manos hago el gesto de intentar tocarte, pero no, no estás... es humo.
El cuerpo inerte rueda al filo del precipicio, de fondo tan oscuro, donde tú saltaste...
Finalmente empieza a caer, cuando una mano aprieta fuerte, evita que caiga...
Hay calor en ella, no sé de quien es... pero gracias.
Inventaré tu nombre y te mandaré postales siempre que vuelva a pasear por lugares peligrosos.
Eras mi ángel... mi ángel Lucifer... y... me has condenado a tu ausencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario